Y cuando por fín consigues quitartelas de la cabeza y te crees a salvo, cuando menos te lo esperas... vuelven, con más fuerza que nunca, para hacerte imposible la existencia a base de dolor...
Pero en el fondo, quizás muy en el fondo, sabes que te gustan que estén ahí, que te gusta sufrir y pasarlo mal mientras ellas sean la causa...
Y por mucho que grites "Fuera de mi mente", no podrías pasar sin su esencia...
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