No los ves, porque los has visto tantas veces que pasas de ellos, son invisibles para los transeúntes, pero están ahí, y seguirán observandote siempre.... y cuando ya no estés, observaran a tus hijos y a tus nietos, y así hasta que no quede de tu descendencia nada más que cenizas.
Y cuando todo decaiga y la sangre recorra las calles y el cauce del Turia, cuando se vean obligados a actuar, actuarán. Dejarán sus altares de piedra y recorrerán puentes y túneles para poner fin al caos...
Pero hasta entonces... toca observar la eternidad.
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